Columnas Rinconet

Wainfeld durante el otoño alfonsinista

By 18 enero, 2011 4 Comments

En una excelente nota de Mario Wainfeld escrita en el ´86 y rescatada por el amigo Baleno, leemos:

¨La discusión sobre Perón, sobre el cuerpo de Perón, como diría Horacio González, tiene a mi ver, dos orígenes: 1) la necesaria introspección de “todo el campo popular” tras la derrota que significó el “Proceso”; 2) una imposición de la cultura alfonsinista que postula discutir la política como ética, como estilo, como discurso, como cualquier cosa… menos como conflicto. En la primera, me siento incluido. Ahí están algunas broncas con Perón que esta nota no terminará de saldar, mi reciente comprensión hacia la curiosa relación de amor–odio que ligaba a los viejos militantes peronistas con el Viejo, antaño no compartida por “la generación del setenta”.

A la segunda le quiero disparar. Quiero huir de la recusación a un Perón “autoritario” que no para mientes en por qué, cuándo o con quién lo fue. Evadir la censura a un Perón nepotista formulada cuando gobierna la Argentina el Partido más nepotista que estos pastos conocen (*). También quiero huir del fundamentalismo peronista.¨

¨(*) Casi todos los radicales son hijos de radicales. Los “cordi–boys” heredan el partido de sus padres: Stubrin, los Storani, Casella, Suárez Lastra ¿Qué otro buen motivo existía para ser radical en 1973?¨

La crispación, el autoritarismo, las formas, las intenciones y los hijos de. 25 años después la discusión es la misma, con una diferencia de fondo: tenemos la suerte de que los radicales sean oposición.

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