Notas

Pasado imaginario y moralismo selectivo

By 12 enero, 2016




Columna publicada en Nueva Ciudad.



“De Illia se rescata que fuera a la Casa de Gobierno en subte o que después de su derrocamiento tomara un taxi para volver a su domicilio. Estos gestos demagógicos, porque no son más que esto, en nada mejoran la calidad de un gobierno ni pueden ocultar su fracaso y su ineficiencia.” 

Carlos Corach / 18.885 días de política

Hace unos años, Marcos Aguinis publicó “¡Pobre patria mía!”, un penoso panfleto que el propio escritor apocalíptico describió como “un grito sublevado, un llamado de atención, una apelación a parar la pelota enloquecida en que se ha convertido la Argentina de hoy”.

Aguinis logra un compendio de lugares comunes que llora la decadencia de una Argentina imaginaria, desde el maravilloso Centenario, época en la que llegamos a ser “la octava potencia mundial”, hasta el siniestro Bicentenario, que nos ofrece un país en ruinas, víctima de una siniestra dictadura populista.

Más allá del error de creer que un país puede ser una potencia por el valor asignado en determinado momento a su producción (si ese fuera el caso, hace años que Arabia Saudita sería una) lo notable es la elección de nuestro paraíso perdido: 1910. Según la cronología de Aguinis, nuestra decadencia coincide con el inicio del sufragio universal y, sobre todo, con los reclamos populares por acceder al poder político, hasta ese momento detenido por una minoría. Los progresos alcanzados en el último siglo, como la consolidación de la democracia, la disminución del analfabetismo y la pobreza o la ampliación de derechos como el voto femenino, las vacaciones pagas, el divorcio o la jubilación generalizada, no cuentan. Antes “éramos decentes”, señala Aguinis, y hoy ya no lo somos.

En una asombrosa columna publicada en La Nación el mismo autor que durante doce años alertó sobre un apocalipsis inminente aunque siempre esquivo, saluda con entusiasmo el advenimiento de Macri, “una suerte de Konrad Adenauer que debe sacar su país de la ruina”. El paralelismo es cronológicamente correcto, ya que el mismo Aguinis comparaba a La Cámpora con las Hitlerjugend.


En todo caso, nuestro Adenauer de Barrio Parque tiene el don de transformar el barro kirchnerista en oro republicano: así como era legítimo que la oposición en el Senado aclarara que rechazaría a cualquier candidato a la Corte que fuera propuesto por CFK, Aguinis justifica la decisión de Macri de nombrar a dos jueces obviando esa instancia porque se debe “resolver la parálisis parcial de la que adolece el máximo tribunal”. Imaginemos por un instante qué hubiera escrito de haber sido CFK quien eligiera ese método.

Así como antes Aguinis aplaudía la valiente resistencia de los diputados opositores que votaban en contra, se retiraban del recinto o no daban quórum al tratamiento de proyectos oficialistas, hoy califica a los legisladores bonaerenses del FPV de “esclavos” a las órdenes de la “ex emperatriz” ante la misma circunstancia.

El moralismo selectivo de Aguinis permite que los métodos que hasta ayer eran atroces hoy sean virtuosos. Quién ayer calificaba a CFK de nazi exige hoy que los disensos “se apoyen en la seriedad y en la lógica”. Incluso la fortuna presidencial, que en el caso de CFK generaba una permanente sospecha de corrupción, es en el caso de Macri la prueba de su éxito empresarial.

Llevar el debate político hacia el moralismo selectivo o comparar nuestro presente “en ruinas” con un pasado imaginario forma parte del ABC reaccionario. Así, el gasto social se equipara a “una esclavitud mental que impone una limosna llamada subsidio” mientras que la disminución de retenciones equivale a “un estímulo poderoso para seguir invirtiendo”.
Como en el caso de la canonización de Illia a partir de gestos políticamente irrelevantes, la letanía de la supuesta decencia de Macri o de sus intenciones nobles apunta no sólo a justificar métodos extremos sino que oficia de cortina de humo para ocultar lo que realmente entusiasma a Aguinis y debería preocuparnos: sus políticas y sus resultados.


Foto: funcionarios sospechados de kirchnerismo comparecen frente al Comité de Actividades Antiargentinas (cortesía Fundación LED para el Desarrollo de la Fundación LED).

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  • Aclaro que no tengo ningún problema en que Aníbal o quien sea vaya preso, toda vez que se compruebe que cometió delito y tenga su correspondiente juicio. Lo mismo cabe para el amigo Mauricio (aunque no creo que la justicia lo moleste en estos momentos).

  • Lo importante es meter en cana a "la reina batata" y a "la morsa". Y de paso le hacemos un monumento a Carlos Melconián, de cuando fue funcionario de deuda y estatizó deuda privada por 6 mil millones de dólares. Así funciona la mente de "Anónimo".

  • Anónimo dice:

    Esto recien empieza. Ahora tenemos que meter en cana a La Morsa, el Pibe Play y la Reina Batata.

  • Rinconete dice:

    tatincito
    El delito es: "Todos chorros, ¡Basta! ¡BASTA! ¡CÁRCEL ! ¡CÁRCEL!¡¡¡ KUKA!!! KKK!!! ANDATE A VENEZUELA!!! KKKK¡¡¡"
    Es bastante fácil de entender.

  • tatincito dice:

    Ano de las 14:36: ¿cuáles son los delitos de la que se le acusa?

    ¿Cuáles son las pruebas que obran en poder de la Justicia y en poder tuyo?

    ¿Acampar es un delito?

    ¿Porque le dijeron desde el gobierno de Jujuy que si "levantaba el acampe la liberaban"?

    ¿No suena a detención extorsiva en ves de "delito" eso?

    "El fiscal de Estado Mariano Miranda afirmó que "mientras se mantenga la comisión del "hecho delictivo", es decir, el acampe (de la Tupac Amaru) en Plaza Belgrano, entiendo que se mantiene el estado de detención" de la referente de esa organización y parlamentaria del Mercosur, Milagro Sala. El dirigente jujeño Raúl Noro sostuvo que esos dichos evidencian que "la detención es extorsiva".

    http://www.pagina12.com.ar/diario/ultimas/20-290474-2016-01-16.html

    Por casualidad, ¿sabrías si el kirchnerismo detuvo a Félix Díaz cuando estuvo 200 días de acampe en la 9 de Julio?

    Creo que tu alegría es un poco al divino botón, porque, ¿es mucha la pena por el "delito" de acampe?

  • Rinconete dice:

    Julia
    No es gastar pólvora en chimangos, es analizar el discurso opositor.

    Anónimo
    Entiendo su felicidad pero me preocupa que algún fiscal distraído impute al senador De Angeli o al ministro Buryaile por incitación al tumulto y acampe en espacio público.

  • Anónimo dice:

    Milagro Sala en cana. Mi pedido a los Reyes se hizo realidad. Gracias Melchor, gracias Gaspar, gracias Baltasar, gracias Papa Noel, gracias Gerardo Morales.

  • julia dice:

    no se porque gasta pólvora en chimango malnacido, evidente escritor de ideas coloniales ¿quién le azuzará al opinólogo, el fueguito de esas chamuscadas neuronas?

  • Anónimo dice:

    Foto:"A hearing in the Caucus Room of the House Office Building held by the House un-American Activities Committee. This was at the beginning of HUAC's investigation into rumored Communist influences in Hollywood. Jack L. Warner, VP of Warner Brothers (2nd, left center); beside him is Paul V. McNutt, counsel for producers. Committee members at right, (L-R): Ricgard Vail; John McDowell; J. Parnell Thomas, chairman; Richard Nixon; and John Wood. Washington, DC. October 20, 1947. © Bettmann/CORBIS"

  • No se trata tanto de que el moralismo sea selectivo; el problema es que sea moralismo. La moral está fenómena para la cola del supermercado y para la almohada. Por ahí para las charlas de café con los amigos y la autosatisfacción complaciente en las redes sociales.
    La vida política requiere ser más complejo. Quiero decir: todo moralismo se vuelve selectivo, porque contrariamente a lo que se supone, la moral va del gusto al principio y no al revés. Las excepciones son los anacoretas y los mártires, pero eso no parece ser lo que Aguinis representa.
    La política no desprecia la moral, simplemente la traduce a los términos de los intereses colectivos.
    Aguinis es un ser insignificante. Los moralistas lo son, generalmente. Coincido con que vale la pena recorrer los lugares comunes, para no perderlos de vista; pero convengamos en que lo fundamental es que se vea que detrás de toda pretensión moral hay siempre un desprecio axiológico.
    Y a partir de ahí veamos cómo carajo construir lugares comunes diferentes.

  • Rinconete dice:

    Rodrigo
    Tal vez ni siquiera lo entendería Wittgenstein…

    Fernando
    Si tomamos el caso de Vargas Llosa, escritor que batea en una liga superior, la comparación con sus columnas políticas es igual de penosa. Creo que el talento literario no libera de la pereza mental en otras áreas.

    Polo
    Más allá de lo ridícula que pueda parecer la columna de Aguinis es un buen resumen de muchos de los lugares comunes reaccionarios que oímos y padecemos a diario y que hoy, además, marcan desiciones de gobierno. En ese sentido es de gran utilidad.

  • Polo dice:

    Les parece ridícula la nota? Jódanse por leer a un mamarracho como Aguinis. Qué esperaban de un anciano que se maquilla para pisar la vereda?

  • Fernando dice:

    Siempre me quedó la duda de si este escriba era un ghost writer de algún personaje incursionando en la literatura,o si su "literatura" como La Cruz Invertida fue producto de algún ghost writer.

  • A mí no me parece mal criticar los artículos de Aguinis. No porque eso demuestre que uno lo respeta como "pensador" o "periodista" u "opinólogo", sino porque expresa algunas ideas que forman parte de cierto sentido común que merece ser horadado. Entiendo que luchar contra los argumentos de Wittgenstein debe ser intelectualmente más enriquecedor, pero en política, ¿cuántos son los que entienden un debate sobre las obras de Wittgenstein?

    Saludos

  • Rinconete dice:

    Guillermo p
    Cualunquismo ilustrado, exactamente.

  • guillermo p dice:

    la pobreza argumental y de estilo de Aguinis son razón suficiente como para no darle bola. cualunquismo ilustrado.