Notas

La democracia

By 21 mayo, 2021

Columna publicada en Nuestras Voces

A fines de 1979, el dictador Jorge Rafael Videla brindó una conferencia de prensa en la Casa Rosada que hoy recordamos por la pregunta de José Ignacio López, periodista de Noticias Argentinas, referida a los desaparecidos y, sobre todo, por la terrible respuesta de Videla (“Mientras sea desaparecido no puede tener ningún tratamiento especial, es una incógnita, es un desaparecido, no está ni muerto ni vivo, está desaparecido”).

Durante la misma conferencia, Jorge Monti, entonces acreditado de La Nación en Gobierno, le recordó a Videla declaraciones previas según las cuales “si el partido peronista se organiza como un partido político con responsabilidad ciudadana, tendrá cabida como cualquier otro partido, en tanto adecúe sus hombres y sus ideas a un régimen de democracia plena” y le preguntó si creía “que un partido basado en el culto a la personalidad y, por lo tanto esencialmente antidemocrático, tiene derecho a participar realmente en un sistema democrático”. “Usted dio la respuesta” fue la previsible respuesta de Videla.

Por extraño que nos parezca hoy, uno de los dictadores más sanguinarios de nuestra historia, que había derrocado a un gobierno democrático y para ese entonces era responsable junto a sus mandantes civiles de decenas de miles de desapariciones, violaciones, secuestros de bebes y asesinatos, discurría plácidamente sobre lo que era genuinamente democrático y ponía condiciones al mayor movimiento popular de la Argentina para ser integrado en ese club selecto. “Si se mantiene en esa tesitura, de un culto a la personalidad, de un culto a la demagogia, no es justamente un partido organizado responsablemente para vivir en democracia”, agregó y advirtió que “tal cual estaba organizado”, el peronismo “no tendría cabida” en una eventual democracia, aunque, magnánimo, no descartó que alguno de sus militantes pudiera ejercer sus derechos si modificaba su conducta.

La pregunta-editorial de Monti es un procedimiento que sus colegas de la actualidad siguen usando con ahínco. El objetivo es editorializar de contrabando al disfrazar de pregunta lo que en realidad es una afirmación. Pero ese no es el único nexo con los periodistas serios de hoy.

Hace unos días, desde una de las jaulas de La Nación+, el periodista Alfredo Leuco se despidió de sus televidentes con un noble deseo: “Lo espero mañana a las nueve de la noche para tratar de fortalecer la Nación con más libertad, con más igualdad, con más legalidad, sin kirchneristas, sin fasc.. chavistas y sin corruptos”. El tono utilizado fue el de un abuelo tierno que se preocupa por nuestra salud y nos ofrece un te con miel o una pastilla de propóleo. Asimilar al partido popular de turno -hoy circunstancialmente el kirchnerismo- con la corrupción y el delito es una vieja letanía de nuestro establishment que en su momento denunció el derrocado Arturo Frondizi. Antes de Néstor y Cristina, los corruptos fueron Hipólito Yrigoyen y Juan Domingo Perón.

Pero lo más notable de la declaración del periodista de La Nación + es que logró superar incluso a Videla, quien condenaba la doctrina peronista pero no descartaba que algunos militantes pudieran “ejercer sus derechos”. Henchido de virtud republicana, Alfredo Leuco ni siquiera les otorga esa posibilidad y exige un país sin kirchneristas. Aunque debemos reconocer que no propicia bombardeos a la Plaza de Mayo, ni tampoco grupos de tareas que arrojen kirchneristas desde un avión para fortalecer la Nación, con más libertad, más igualdad y más legalidad.

Al menos por ahora.