El kirchnerismo ha sido una verdadera pesadilla para el progresismo, que conoció su época de oro en los ´90, con el menemismo. En aquellos años soñados alcanzaba con criticar en un almuerzo familiar la pista de Anillaco, la vulgaridad de Zulemita o el último negociado oficial para ser progresista.
Tenembaum denunciaba aquello que fastidiaba más pero que era secundario. No analizaba el drama de fondo sino que se quedaba en uno de sus aspectos instrumentales, la corrupción. Eso bastaba para transformarlo en bienpensante, en el yerno soñado de toda psicóloga de Belgrano, en un Che con rúcula y aceto.
Los progresistas eran progresistas. Los otros eran malos, sucios y feos. Era tautológico. Y fácil.
Hoy eso cambió. No alcanza con ser progresista. No son suficientes las antiguas medallas ganadas duramente en la denuncia de funcionarios menores. Los periodistas tienen que meter la mano en el barro para determinar si lo que hay son pepitas de oro o cachos de alambre oxidado. Es un trabajo fastidioso. Por eso muchos prefieren condenar el barro en su totalidad, invocar discusiones talmúdicas sobre la definición estricta de progresismo antes que analizar las iniciativas políticas que modifican, despacio o rápido, para bien o para mal, la realidad que nos rodea.
Focalizando en los modos, en las intenciones, en la etimología de las palabras, en el pasado poco virtuoso de nuestros gobernantes, buscan la pista de Anillaco que los conduzca de vuelta a su antiguo paraíso perdido.
Amigo Berra
Es ilusorio creer que lo que un político considera trascendente pueda ser aceptado por todos. Eso nunca ocurrió, ni siquiera con Cicerón que sabía bastante de persuasión. De ahí la gran idea del voto. No hace falta convencer a todos, alcance con seducir a la mayoría.
Strassera dijo que lo único que este gobierno había hecho por los DDHH era bajar un cuadro. Es un poco exagerado pero no implica ningún riesgo mayor. El JDG dijo que Strassera fue fiscal del juicio a las juntas simplemente porque las circunstancias lo pusieron ahí. Es un poco exagerado pero no implica ningún riesgo mayor.
Abrazo,
r.
La democracia somos todos, incluso aquellos que no son progresistas.
La inteligencia de un político reside en persuadir, construir bases "de sentido común" -la hegemonía-, de modo que lo que considera transcendente no sea puesto en tela de discusión sino que sea aceptado por todos.
Los modos, las intenciones y la etimología de las palabras K, son la mejor excusa para los que gobernaron en los 90 o en los 70, para que intenten volver al pasado.
La demonización de Strassera es el mejor ejemplo. De los dichos de Aníbal, Videla es el principal beneficiario. De los disparates de Hebe también.
Qué lastima que los K no entiendan la lógica del juego democrático!
Abrazo.
Amigo Franco
El voto de Milagros Sala a un candidato y su renuncia posterior cuando al parecer ese candidato ganó da para un posteo completo.
Pero quizás, como Milagros, Tenembaum también busca que gane aquel que dice no apoyar…
Un abrazo,
r.
No tan así.
El progre no vota ni a Duhalde, ni a Macri ni a Alfonsinito.
Vota por lo que le parece mejor y en la 2da. ota por lo menos malo.
ó no es lo que hizo Milagro?
Primero votó lo genuino y luego se apartó para poder estar cerca de lo menos peor.
Tantos años de dominación Incaica y Española obligaron a los collas a maximizar su sabiduría.
Brillante !!!