Incluso sus amigos lo han olvidado, pero Macri fue plebiscitado.
En el 2007 logró acumular el 60% de los votos luego de una muy buena campaña en la que nos prometió terminar con la corrupción, con la ineficiencia y de manera general con todas las taras de la política. Su triunfo no fue el de la derecha sino el de la gestión ciudadana por sobre el clientelismo, la crispación y los punteros. Una nueva era nos esperaba.
Pero pese al meritorio apoyo de los medios y a la ayuda constante del gobierno nacional que lo transformó en su enemigo, un traje que probablemente le quede grande, Macri no logró capitalizar esa ola inicial y el futuro nunca llegó.
La última vez que escuchamos al jefe de gobierno decir que podía hacer algo fue durante aquella campaña. La estrategia adoptada luego de la victoria fue la del Increíble Hombre Menguante, aquel muchacho lleno de buena voluntad pero rodeado de enemigos cada vez más poderosos y con recursos cada vez más limitados. El gobierno nacional que opera, los maestros que exigen aumentos, los alumnos que piden gas, la lluvia que moja y el pasto que crece no parecen darle a Macri el respiro necesario para llevar a cabo alguna porción módica de su módico programa.
El enanismo político como estrategia de gobierno fue nuevamente implementado por el macrismo durante la crisis de Villa Soldati, logrando con éxito pasarle la papa caliente al gobierno nacional, que pagará probablemente los mayores costos de la crisis (al menos en el corto plazo).
Horacito Rodriguez Larreta, el hombre cuya extraña sonrisa podría curarle el hipo a Freddy Krueger, no debería sin embargo festejar demasiado. Las enormes expectativas del electorado presionan al gobierno nacional a la vez que lo mantiene en carrera. Las expectativas lilliputienses que genera Macri lo protegen tanto de las presiones de su electorado como de las inclemencias de las ligas mayores.
Su destino es municipal. Ni sus amigos empresarios correrían el riesgo de votarlo como presidente para que luego les explique que no puede hacer lo que dijo que haría ya que EEUU o la CEE opera en su contra, Brasil no lo deja, Moyano hace paro, la oposición no ayuda o que el agua es muy finita y por eso hay goteras.
Las mujeres votarán al FPV en la C.A.B.A. si va Boudou; porque es Amado, en cambio Horacio La (r)reta
Rinconete, tu comentario parte del supuesto que Horacito sabe que es una ironia.
La estrategia electoral de Macri es buena. Cada vez logra que se espere menos de el, va a llegar el dia en que ante un desastre en CABA se consulte directamente a Anibal, se lo reproche a Anibal. Incluso Macri llamara a Anibal a pedirle explicaciones porque "No se puede eludir la responsabilidad de quienes estan a cargo". Ese dia habra llegado al nirvana de la "capacidad electoral inerosionable". Claro que llegara en el mismo momento al nirvana de la intrascendencia. Pero a Duran Barba no le preocupa.
Mauricio: ¨Elefantes…¿De qué elefantes hablan estos oficialistas?¨
Horacito: ¨Es un ironía…¨
Macri: ¨¿Los elefantes son una ironía? ¿No eran mamíferos?
Horacito: ¨Despues te explico…¨
Hola Antonio
Muchas gracias por tus palabras llenas de a liento.
Quedó tan a la derecha, Macri, que un poco más y -según la idea que seguramente le enseñaron en el Newmann- se caería por el borde del mundo y debería agarrarse de alguno de los elefantes que lo sostienen. Ni se anima a preguntar, Mauri, qué sostiene a los elefantes. Eso no se pregunta, che.
Antonio Giesi Vition
Los defino en dos palabras es pectacular ….ja,ja,ja!!!!