Columnas Rinconet

Zaiat, mi tío y el capitán Dreyfus

By 29 enero, 2011

Marcel Proust escribió que durante la ola de antisemitismo que generó el Affaire Dreyfus en Francia, el cochero afirmaba detestar a los judíos por empatía hacia su patrón.

Mi tío Ernesto, un hombre educado en la escuela estatal, cuyo único sistema de salud fue el hospital público, que vivía del sueldo de docente de su mujer y a quién el mercado jamás detectó, afirmaba durante la última dictadura militar que el problema de la Argentina es el exceso de Estado.

Al compartir alguno de los valores de la alta sociedad, el cochero y mi tío creían ingenuamente que compartirían alguna de sus prerrogativas.

Esa inversión de valores es el gran triunfo político de la derecha argentina. Sin lograr el sistema equilibrado de sus pares chilenos, mucho más sofisticados, los poderosos argentinos han logrado universalizar algunos paradigmas de los cuales son los únicos beneficiarios.

Uno de esos paradigmas es analizado hoy por el amigo Zaiat :

¨En general, no es usual en el debate público concentrar la atención en la magnitud de la tasa de ganancia de las empresas y, en cambio, resulta habitual, hasta con comportamientos obsesivos, advertir por los reclamos salariales. Se plantea la necesidad de una discusión “racional” para las próximas paritarias, que implica moderación en los pedidos. No sucede lo mismo con la evolución de las ganancias de las empresas. No existe ese criterio de racionalidad ni de limitación para esa variable como contribución a la estabilidad de precios. Esa asimetría en el abordaje de la relación capital-trabajo tiene una raíz político-ideológica: cuidar la rentabilidad empresaria puesto que sostienen así se generalizará la bonanza y, a la vez, establecer límites a los asalariados debido a que con los deseos por mejorar sus ingresos ponen en riesgo la armonía social.¨

En una nota en La Nación, Cleto Cobos propone, para bajar la inflación, entre otras cosas poner un techo a las paritarias.

El estadista mendocino tiene razón, entre otras cosas poner un techo a las ganancias atentaría contra la seguridad jurídica y no sería publicado por La Nación.

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  • elbosnio dice:

    Una contradiccion inversa seria aquel que siendo sus intereses amenazados por los K, vote K.
    Creo que hay pocos aun cuando los intereses de las minorias previlegiadas no son muy amenazadas por los K.

  • caro dice:

    Lo bueno es que también hay ejemplos de la contradicción inversa: los que clavan la tele en TN y reciben todos los días Clarín o LN, pero votan K. Son muchos.

  • Rinconete dice:

    Cuanto mejor nos va, mas denigramos a nuestro pais. Es una ley vieja como Esteban Echeverria…

    Saludos,
    r.

  • Felipe dice:

    "Al compartir alguno de los valores de la alta sociedad, el cochero y mi tío creían ingenuamente que compartirían alguna de sus prerrogativas."
    Que bien dicho !!

    Me hace acordar a Jauretche cuando hablaba de los origenes de esta mania tan argentina de autodenigrarse como pais : "que pais de m… etc etc"

    Parece ser que durante el primer peronismo el clima social era mas o menos asi :
    * Las clases populares ascendian socialmente y tenian optimismo en el pais
    * La vieja "clase principal", heredada de la colonia, estaba en plena estagnacion o inclusive decadencia.

    En sintesis uno podia tener 2 actitudes ante el pais :
    1) Ser optimista era sinonimo de ser un grasa o un cabeza
    2) Ser pesimista era de los mas COOL, por mas clase media que uno fuera

  • Rinconete dice:

    No te la puedo…!

  • toni dice:

    no rinconete, en esa época leía a Jauretche y a Hernández Arregui. juajjjj!!!!

  • Rinconete dice:

    Era en la época en la que el cerebro de Sebreli todavía no había sido frito por el dispositivo que Kirchner fabricó en el INVAP con la plata de los jubilados (http://mesadeautoayudak.blogspot.com/2010/11/dispositivo.html).

  • elbosnio dice:

    Sebrelli en una nota en la revista Extra en 1967 (citado por Caparros-Anguita en La Voluntad) escribio:
    la clase media ideologicamente identificada con las clases altas pero economicamente corriendo la misma suerte que las clases populares.

  • elbosnio dice:

    Fe de erratas:
    "sorprendentemente, los maestros y los politicos con la candorosa".

  • elbosnio dice:

    Hay dos varas para medir las funciones de una persona, una que llamaria la cinica y otra la candorosa.
    Asi un maestro para la candorosa seria un tipo que esta dispuesto a sacrificar su vida para dedicarla a la educacion de los mas chicos. Segun la cinica es alguien cualquiera que logre cobrar un sueldo del ministerio.
    Un politico segun la candorosa es, de nuevo, alguien que busca construir concensos detras de ideas provechosas para sus pares y dedicar su vida para llevarlas a cabo. Segun la cinica politico es quien gana la eleccion.
    Un empresario segun la vision candorosa es alquien que dedica su vida y pone a riesgo todo su capital para crear productos y servicios que sus pares realmente necesitan y hacerlo con el menor precio posible. Su retribucion, ademas del prestigio de ayudar a sus vecinos, es la plusvalia. Segun la cinica un empresario es cualquiera que busque el lucro y lo logre.

    Pasan las decadas y los empresarios siguen logrando que los midan con la vara cinica y, sorprendemente, los maestros y los politicos con el cinico.

    "Dime que vara usan y te dire si defraudas".

  • Rinconete dice:

    Hola Flavia
    Debe haber todavía industriales quebrados durante los '90 que consideran que "estos" son unos energúmenos impresentables mientras que Manuel Solanet o Cavallo eran tipos capacitados y serios.

  • Flavia dice:

    la familia de mi esposo es un buen caso de esto mismo. Mi suegro por ejemplo, peón rural y luego inspector de tambo que luego de ser EJEMPLAR empleado fue pateado en el culo por la fábrica aún hoy habla en contra de estos montoneros y agradece aún que por años le habían dado trabajo. Jamás hablan desde su lugar de clase sino que han sido perfectamente colonizados

  • Rinconete dice:

    El aumento de ganancias nos habla de empresarios talentosos mientras que el aumento de sueldos es sinónimo de sindicalistas violentos.

  • Yo tengo un compañero de trabajo, asalariado, que alquila su vivienda, que lee La Nación y Ambito, ¿a ud. le parece?

    Es sorprendente y triste, ver como la bonanza de las empresas genera sensación de crecimiento y bienestar nacional, y no así el aumento de los salarios.