Termina otra semana trepidante en la que no tuvimos lluvia de inversiones pero tampoco Pobreza Cero, es decir, una de cal y otra de arena. Además, como bien explicó el ministro que vive en un baldío, el acuerdo con el FMI “va a darnos acceso a capital más barato y, por ende, más inversión, más crecimiento y más empleo para el país.” Fue lo mismo que su predecesor Alfonso Prat Gay anunció que ocurriría luego del pago a los holdouts y luego del blanqueo de capitales. Aunque ninguno especificó en qué país, punto para ambos.
Por su lado, el presidente anunció que “lo peor ya pasó”, lo que debe ser cierto ya que hace dos años y medio que lo repite, mientras que su nuevo ministro de Producción Decreciente Dante Sica explicaba que “el segundo semestre será mucho más difícil”. Ocurre que el de Cambiemos es un oficialismo del consenso, que no sólo respeta la diversidad de ideas sino que alienta la multiplicidad de realidades. Es el gobierno del mix de todo.
El ministro Sica también opinó que “el reacomodamiento de precios va a tener impacto en la actividad”. El reacomodamiento es como el sinceramiento: mientras que reacomodar salarios implica bajarlos, reacomodar precios significa subirlos. Eso lo sabe cualquier economista serio.
En estos días, el ineludible diputado Bossio- quién vota las iniciativas del oficialismo con pasión y luego lamenta con ahínco sus consecuencias- denunció que el acuerdo con el FMI impulsa el uso de “los fondos del Fondo de Garantías y Sustentabilidad para pagar jubilaciones y pensiones”. Con tanto ajetreo debe haberse olvidado que él mismo votó que la Anses empiece a liquidar ese Fondo para pagar la “reparación histórica”. Sobre la falta de quórum para tratar el mencionado acuerdo con el FMI en el Congreso, explicó: “Me parece que hay que ser responsable y si uno forma parte de un gobierno no puede decir una cosa y hacer otra”. Que el diputado Bossio explicite su pertenencia al oficialismo nos parece de una honestidad política infrecuente en esta época generosa en oportunismos. Bien por él.
Durante la campaña presidencial del 2015, Cambiemos consideraba que faltaban jardines de infantes y ahora descubre que, en realidad, sobran hospitales y universidades. Por suerte es un gobierno que aprende de sus errores y los corrige.
Fue una semana difícil para nuestra selección. El conocido comentarista serio Federico Andahazi pidió que echen a “Sampaoli, el Chiqui Tapia y toda la sarta de kirchneristas que hundieron el país y ahora destrozan el fútbol”. Otra posibilidad sería traer a la sarta de kirchneristas que llegaron a la final del 2014. Aunque todos sabemos que llegar a aquella final fue viento de cola mientras que los mediocres resltados de hoy son culpa de la pesada herencia. Digamos todo.
Por otro lado, en un nuevo capítulo de #JusticiaFabioZerpa, de máxima creatividad, el juez federal Luis Rodríguez sobreseyó al presidente del Banco Central, Luis Caputo, nuestro Toto de la Champions, en la causa que investiga la compra de dólar futuro. En efecto, el dólar futuro es un delito sólo en el caso de no recibir beneficio alguno, como ocurrió con CFK, Axel Kicillof o el ex presidente del Banco Central, Alejandro Vanoli. Caputo sí se enriqueció con el dólar futuro (como lo hizo también con las LEBAC) y por lo tanto debe ser sobreseído. Acá el que no entiende es mapuche-iraní.
Por último, la Corte Suprema de Chile ordenó el embargo de 5,1 millones de USD y varias propiedades del finado Augusto Pinochet en el marco del caso Riggs, relativo a malversación de fondos públicos. Como escribió Rodolfo Walsh, “la secta del gatillo alegre y la picana es también la logia de los dedos en la lata.”
Todo lo que quieran pero ya no le tenemos miedo al censista.
Imagen: El comando venezolano-iraní con formación en Cuba Libre desembarca en Costanera Sur, cerca de la Torre Le Parc (cortesía Fundación LED para el Desarrollo de los Fundación LED).