Termina otra semana trepidante en la que no tuvimos lluvia de inversiones pero tampoco Pobreza Cero, es decir, una de cal y otra de arena. Además, como bien lo explicó Nicolás Dujovne, si el riesgo país volvió a subir es porque “está pesando el riesgo político por las próximas elecciones.” Es decir que la lluvia de inversiones que no llegó cuando ganó Macri podría no llegar por el riesgo de que gane CFK. Acá el que no entiende es mapuche-iraní.
Mal que nos pese, el ministro que vive en un baldío tiene razón: si pretendemos que los inversores nos tomen en cuenta como una plaza seria deberíamos eliminar la incertidumbre que genera la democracia electoral y ofrecerles el largo plazo y la tranquilidad de una buena tiranía hereditaria. Entre los 70 años de peronismo y los más de 100 de sufragio universal, nuestro país se ha tornado inviable.
No sin cierta nostalgia recordamos cuando la alternancia era el pilar de la república, antes de transformarse en el terror de los mercados. Fue hace un montón, como 3 años. ¡Qué jóvenes éramos!
Luego de explicar, con la comprensible soberbia que le han generado tantos éxitos en su área, que “vamos a tener el G-20, así que imagínese que lo de Boca y River parece algo bastante menor”, la imprescindible ministra Bullrich llegó a la conclusión que “lo de la Bombonera fue un descontrol total”. Por su lado, el secretario de Seguridad de la CABA, Marcelo D´Alessandro, admitió que hubo una falla en el operativo y su jefe, Horacio Rodríguez Larreta, explicó que “el problema son las barras bravas”, mientras el presidente Mauricio Macri “lamentaba los incidentes”. Cambiemos es el mejor equipo de comentaristas de los últimos 50 años.
En todo caso, no deberíamos ser injustos con la ministra Bullrich: está frenando a la guerrilla separatista mapuche-iraní en la Patagonia, combatiendo a la alianza kirchnerotroskista que busca tomar el Congreso, investigando la heladería que el Hezbolá tiene en Floresta y detonando carteras con pollo y cajas con dicroicas. Más no le podemos pedir.
Ocurre que así como Santiago Maldonado era un feroz cacique mapuche-iraní, experto en artes marciales que cruzó la Cordillera malherido luego de recibir un cuchillazo durante un intento de robo, hoy un joven turco residente en Córdoba se transformó en un agente chavista por pasar frente al Congreso y tener una foto junto a la estatua del Che y dos hermanos argentinos pero musulmanes, lo que no deja de ser sospechoso, se convirtieron en células dormidas de un terrorismo tan imaginario como global.
Algunos analistas asombrados señalan que si de algo sabía Cambiemos era de fútbol y economía. Bueno, debemos reconocer que el mejor equipo se esmera al menos en fracasar de forma equivalente en ambas áreas. Mientras la CONMEBOL postergó por tercera vez en dos días la final, ya sin fecha anunciada, la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos) anunció que la Argentina va a experimentar ingresos reales más bajos, mayores tasas de interés y un aumento del desempleo. La inversión pública va a caer 3,2% en 2019 y 2,5% en 2020. “Grecia ya te siento”, como escribió el amigo Federico Poore. Aunque todavía tenemos mucha tela para cortar: en Grecia los jubilados ya sumaron 14 recortes de pensiones y nosotros apenas uno.
Por otro lado, esta semana supimos que el pobre Eduardo Costantini dejó de ser billonario. Desde La Radio MAK llamamos a darle una mano y firmar en change.coso para cargarle la SUBE. Hoy todos somos Eduardo, #JeSuisEduardo.
En el mismo reportaje en el que anunció su nueva condición de simple millonario, Costantini explicó por qué las crisis también tienen ventajas: “La crisis financiera fue de abril al 30 de septiembre. Ahora tenemos la crisis y el desequilibrio relativo: las tarifas quedaron retrasadas de nuevo, la inflación subió y el salario bajó”. Es el famoso #PlanBurundi: lograr la riqueza y el desarrollo de Alemania con los salarios de Burundi. Con diálogo, consenso y eliminando las elecciones, se puede.
Todo lo que quieran pero ya no le tenemos miedo al censista.
Imagen: Miembros de La Cámpora disfrazados de jugadores de fútbol causan desmanes durante la final fallida de la Copa Libertadores (cortesía Fundación LED para el Desarrollo de la Fundación LED)