Termina otra semana trepidante en la que no tuvimos lluvia de inversiones pero tampoco Pobreza Cero, es decir, una de cal y otra de arena. Además, como bien se lo explicó Christine Lagarde al presidente Macri, “el programa del FMI está empezando a dar resultados”. Es una noticia realmente alentadora. Sólo faltaría que la gente acepte dejar de comer para que los resultados sean realmente los esperados.
Por otro lado, esta semana supimos que el gobierno firmó junto a su par brasileño un acuerdo entre el Mercosur y la Unión Europea, que deberá ser avalado por el Congreso. Otra noticia alentadora, como bien lo señaló el senador Pichetto, hasta hace 3 semanas jefe de la bancada opositora y actual candidato oficialista.
Según Le Monde, el acuerdo prevé que Mercosur elimine 90% de derechos de aduana para los productos de la Unión Europea (industriales, farmacéuticos y agrícolas) y en contrapartida, la UE acepta “cuotas” de productos agrícolas de Mercosur. La cuota anual de carne vacuna aceptada por la UE, por ejemplo, sería de 99.000 toneladas / año, unos 0,005% de sus exportaciones (el Mercosur exporta hoy 1.800 millones de toneladas / año). A cambio, además, las empresas europeas podrán participar en licitaciones en el Mercosur en igualdad de condiciones con las locales. ¿Cómo no entusiasmarse como Emmanuel Macron y Angela Merkel? Si le va bien a la Unión Europea, nos va bien a todos. Lo que no quedó claro es si el salario del canciller Faurie lo pagamos a medias con la Unión Europea o sólo lo pagan ellos. Según la amiga Angela Lerena: “La respuesta está en la letra chica, que es secreta por nuestro propio bien.”
En todo caso, el proyecto de acuerdo es de mutuo beneficio: la Unión Europea nos autoriza a comprar sus productos y a cambio acepta vendérnoslos.
En otro maravilloso ejemplo de #JusticiaFabioZerpa, de máxima creatividad, la jueza Marta Yungano, titular del Tribunal Oral Criminal N°26, condenó a un año de prisión en suspenso por resistencia a la autoridad a Mariana Gómez. El vaporoso término de “resistencia a la autoridad” se refiere en este caso al hecho que Mariana se despidió con un beso de su esposa, Rocío Girat, mientras fumaban en la estación Constitución cuando fue arrestada por dos agentes de la Policía de la Ciudad. Según Mariana, el policía le puso una mano en el pecho, la trató de “pibe” y le dijo que iba a ser “detenido”, lo que desató un forcejeo entre ambos que concluyó con Mariana en el piso. Antes de caer, se agarró del pelo de la agente. Como describió la humorista Diana Goral, fiscal de la causa que pidió dos años de prisión, “Todas sabemos lo que cuesta que nuestro cabello crezca”. Emulada por tanta creatividad, la jueza atrasó el veredicto por lo que la sentencia coincidió con el 50 aniversario de los disturbios de Stonewall, que impulsaron las primeras marchas del Orgullo Gay. Conmemoración que le dio un marco aún más asombroso al fallo.
Debemos reconocer, sin embargo, que ni la fiscal ni la jueza exigieron la lapidación pública de Mariana por besarse impunemente con otra mujer ni tampoco denunciaron que la homosexualidad sea una abominación, tal como lo señala el Levítico 18:22. Digamos todo.
Tal vez en consonancia con ese fallo extravagante, el ministro de Justicia, Germán Garavano, sostuvo que el sistema judicial argentino tiene “defectos estructurales muy grandes” y aseguró que entiende la “falta de confianza” de la gente, no sabemos si en referencia a los pedidos del presidente de destitución del juez Ramos Padilla por investigar al fiscal Stornelli o por las amenazas de la Mentalista Carrió contra los jueces de la Corte. En estricto off the récord el funcionario de la bella cabellera habría agregado como prueba de sus afirmaciones: “no jodamos, todavía hay un montón de kirchneristas libres”. Para pensar.
Todo lo que quieran pero ya no le tenemos miedo al censista..
Imagen: En el Instituto Patria, un oficial de La Cámpora inspecciona el dispositivo para enterrar PBI (cortesía Fundación LED para el Desarrollo de la Fundación LED)