Después de años de denunciar que el rey iba desnudo, que la reina iba desnuda, que eran exhibicionistas, que el rey obligaba a la reina a desnudarse, que se desnudaban por la caja, el predicador de fábula comenzó a preguntarse por su inminente gloria.
¿Por qué no ocurría lo que le habían prometido?
¿Por qué la ciudadania no entendía que se habían dejado engañar con espejitos de colores, por inocencia, por plata o por miedo?
¿Por qué no le agradecían ver todo con claridad gracias a sus denuncias?
¿Por qué la gloria y los aplausos tardaban en llegar?
No era duda lo que sentía. El rey está desnudo, eso estaba fuera de cuestión. Solo sentía cierta impaciencia.
De repente alguien preguntó “De donde saca ese disparate?”, luego otro preguntó “Sí, de donde saca que está desnuda?”, luego otro, y otro, en un momento todos preguntaban.
En ese instante nuestro predicador tuvo una iluminación salvadora:
No hubo acusaciones falsas que se desmoronaron, no hubo errores de diagnóstico que perdieron todo sostén, es sólo la realidad que cambió, imprevistamente. El rey estuvo desnudo, la reina estuvo desnuda, hasta ayer, pero hoy sí esta vestida, bien vestida, es simplemente porque se vistió. Y sanseacabó.
Cristina era un títere sometida a un marido dictatorial, sin capacidad de gestionar nada, sin poder ni deseo de controlar a la jauría demente que la rodeaba, una superficial sólo interesada en comprar ropa de marca y en inventar conflictos donde no los había, una madre impotente que pensaba retirarse de la política para poder cuidar de su hija.
Hoy, de repente, toma las riendas del país, le marca la cancha a Aníbal, a Moyano, adopta un discurso componedor, descubre la realidad, aprende a interpretarla correctamente, pone manos a la obra y, sorpresa, sabe como actuar sobre ella.
La Reina se vistió, se vistió a las apuradas y se vistió bien.
Con el mantra de “ella cambió, la Reina se vistió” el predicador cree no necesitar dar explicaciones sobre sus fabulaciones, sus operaciones, sueña con no enfrentarse más a una ciudadanía cada día mas convencida y unirse de una vez a quienes reconocen ver a la reina vestida.
Los Papas no se equivocaron, ni mataron, sólo pasó que la tierra cambió.
No hubo operaciones de desgaste, no hubo errores. Sólo que la reina se vistió, la tierra se redondeó y comenzó a girar alrededor del sol.
Desde que la hija de cobos estudia veterinaria, Cobos es un pelele, Reutemann dejo de ser un timido para ser un chancey gardiner, De Narvaez se distancio de su hermano mellizo tony blair y se acerco a su padrino Jay Ci Blumberg.
Cambia, todo cambia nos canturreaba la negra Sosa.
¡Una cobista deleuziana!
La baba cobosiana expresada en el lenguaje críptico del francés. Temo lo peor.
Según lo que nos comentaron en la Casa Radical, lo de la hija en veterinaria sería una hábil maniobra del cobismo para garantizarle al estadista mendocino la presidencia del centro de estudiantes de esa facultad, luego de la negativa de Cristina de nombrarlo presidente de la Asociación Amigos de Mendoza.
La que cambió es la hija de Cobos, que antes lo aconsejaba bien. Después se metió en la Universidad, le debe haber pegado la onda pseudointelectualoide psicobolche althusserista deleuziana y se nos fue todo al carajo porque creo que la mina estudia veterinaria.
Buen post.
El camino no siempre es predecible. Las piruetas que tienen que hacer para llegar de "SON CHORROS Y LOCOS" a "LOS DEMAS SON PEORES" o "VAMOS MEJOR", es un tirabuzon elicoidal que requiere cierto talento explicativo.
Y esta nueva ola de "Ella es otra ahora", aunque mas previsible, tambien es un acto creativo.
Pero asi como la oposicion va aggionarnando sus opiniones difamatorias con los K, creo que van a aparecer las explicaciones de como Cobos cambio tambien, para poder explicar como es que lo consideraron alguna vez como el estadista que todos nos mereciamos y poder aceptar que es un pelele politico.
Los predicadores son gente seria, nunca dejarían que la realidad perturbe sus certezas.
Como escribió Carlos Gamerro sobre cierta crítica militante, la crítica antikirchnerista suele ¨partir de las conclusiones para llegar, al cabo de un largo pero predecible camino, hasta las premisas.¨