Columna publicada en Nueva Ciudad.
Termina otra semana trepidante en la que no tuvimos noticias de la lluvia de inversiones pero tampoco de la Pobreza Cero; es decir, una de cal y otra de arena. La que sí arrancó fue la lluvia de dólares, aunque lamentablemente de adentro hacia afuera. Todo no se puede.En estos días siguieron las repercusiones del escándalo del Correo. Luego de que su entorno invocara su completa ignorancia sobre el tema, el presidente se vio obligado a dar una conferencia de prensa, pedir perdón y proponer con cierto candor “volver a foja cero”. Es lo que Bernie Madoff intentó sin éxito al ser descubierta su estafa por las autoridades de la Bolsa de Nueva York. Ocurre que en EEUU no saben que los millonarios no tienen necesidad de robar.
Julio Blanck, haciendo uso de la libertad de prensa recobrada luego de la larga noche kirchnerista, opinó que “el desempeño del presidente en la conferencia fue impecable”. Joaquín Morales Solá, pragmático asesor político del presidente, explicó que si bien Macri “está obligado a cuidar el capital que heredarán sus hijos”, debe “tomar recaudos” con los conflictos de interés. En otras palabras, le pidió que siga haciendo lo mismo pero que no se note, sobre todo teniendo en cuenta la cercanía de las elecciones de medio término.
Luego de alertar que “la ex presidenta, junto a personajes oscuros y resbaladizos, como Horacio Verbitsky y la procuradora Alejandra Gils Carbó estarían impulsando, de manera coordinada y subrepticia, un sistemático operativo de destrucción de la imagen del Jefe de Estado”, Luis Majul decidió participar en dicho operativo. En efecto, el apasionado vocero presidencial escribió en su cuenta de twitter que “el gobierno de Mauricio Macri es una administración de CEOs, amigos y parientes. Su desarrollo está plagado de conflictos de interés”. En defensa de nuestro presidente debemos señalar que si tuviera que abstenerse en cada nuevo conflicto de interés, dejaría de gobernar.
Por otro lado, el fiscal Federico Delgado confirmó que el titular de la Agencia Federal de Inteligencia, Gustavo Arribas, recibió cinco transferencias realizadas por un operador de la constructora Odebrecht, y no una, como aseguró el funcionario. Tal vez se trataron de cinco transferencias correspondientes a la venta de cinco sillas, no deberíamos prejuzgar. En todo caso, Arribas debería pedir perdón y proponer volver a foja cero, es lo que se estila en estos casos.
La semana pasada, César Milani fue detenido en La Rioja por delitos de lesa humanidad. La prisión preventiva del ex Jefe del Ejército nombrado por CFK consiguió el milagro de volver a interesar por el terrorismo de Estado a amplios sectores que, hasta dicha detención, exigían “olvidar el pasado y mirar hacia delante”. Incluso la UCR volvió a preocuparse por el tema. Es un cambio alentador que esperamos, tal vez con cierta ingenuidad, no sea sólo coyuntural. Sólo nos preguntamos si el editorialista de La Nación denunciará la detención del ex Jefe del Ejército como “revanchismo setentista”.
Pablo Lanusse, por su parte, escribió: “Hay que tomar dimensión de lo que fueron capaces: ¡designaron Jefe de Ejército e inteligencia a un genocida! ¡Y lo sabían! ¡Verdad mata relato!” . El ex fiscal y ex Secretario de Justicia de la Nación tiene razón: como estipula la doctrina Macri, la presunción de inocencia sólo rige para quienes creemos inocentes y, como ocurre con Milagro Sala, todos sabemos que Milani es culpable.
Esta semana circuló por las redes sociales un video del ministro de Educación, Esteban Bullrich, en el que plantea que debemos “crear argentinos y argentinas que sean capaces de vivir en la incertidumbre y disfrutarla. Entender que no saber lo que viene es un valor”. Así como los empresarios, según el mismo funcionario, necesitan reglas claras y previsibilidad para invertir, los empleados deben disfrutar de la incertidumbre. Ahora creo que entendí.
Todo lo que quieran pero ya no le tenemos miedo al censista.