GPS Psicotico

Las promesas de la MAK, en especial hechas durante el vermucito de Gerardo Fernández, son sagradas.

Hace muchos años yo tenia un auto apenas mas joven que yo. Entre otros achaques, al auto se le prendía la luz roja de aviso de temperatura. Una luz salvadora que me prevenía, con algunos pocos kilómetros de anticipación, que el auto estaba a punto de fundirse.

Pero con mi joven imprudencia, yo confiaba en mi mecánico de entonces, Tomás, que me había asegurado “Es el relé, pibe. No le des bola”. Así que andaba siempre con la luz de advertencia encendida, con alguna inquietud, claro, y la molestia de tener que explicarle a cada amigo porqué corno yo creía mas en Tomas, un viejo con mameluco, que en FIAT, una sofisticada empresa europea dedicada a la construcción de autos por mas de 100 años.
El ejercicio argumentativo en defensa de Tomas frente a FIAT me prepararon para defender casi cualquier cosa, incluso a Moreno frente a un sofisticado como Broda.

Mi disyuntiva era clara. O detengo el auto, me quedo a pata, mando el auto al service y además me quedo sin plata, con el riesgo que sea una falsa alarma. O confío en Tomás, sigo usándolo, me arriesgo a fundirlo y que se me caguen de risa todos los amigos.

Deben existir ejemplos de ambas decisiones, con finales de todos los colores. Sin duda hacía falta mas temple para elegir el camino de Tomás y mas guita para elegir el de FIAT.

Imaginémonos la situación en un auto de hoy, moderno, donde la luz se hizo voz y en lugar de temperatura nos avisa a los gritos la peligrosidad del barrio en el que entramos, del radar que nos vigila, del lomo de burro, de la presión de las ruedas, de la radio mal sintonizada, la guantera sucia, de la inminencia de una conversación aburrida y mil cosas mas.

Imaginémonos esa situación con un GPS psicotico. Un GPS que nos va tirando alarmas de todo tipo todo el tiempo, aun contradictorias. Que nos sugiere prudencia porque hay un abismo a la derecha mientras nos avisa que viene un tren por esa misma derecha (un tren abismal seria?), un meteorito acercándose por abajo, cuidado con el exceso de velocidad, pare sin detenerse, apague la radio, cámbiele el dial, 2 segundos para impacto, etc…

Que haríamos en esa situación? Nos animaríamos a no darle bola a un GPS psicotico solo porque Tomás nos dice “Es el relé, pibe (o piba), no le des bola al coso ese”.
Todo por fe en Tomás. Un mecánico frente a una empresa japonesa de alta tecnología que diseño el GPS? No sería imprudente? Y si el GPS tuviese razón? Y si Tomás se equivoca?
Yo seguramente me acobardaría, me detendría, viraría a la izquierda sin virar, luego a la derecha, aceleraría frenando, dejaría el auto a vivir en la concesionaria mientras me debitan de mi tarjeta todos los estudios. Quien podría criticármelo? Después de todo es lo que me sugería el GPS.

La presidenta conduce un auto enorme y a alta velocidad. Diagnosticó que el GPS es del tipo psicotico y ha tomado la decisión. Le ha dado la única solución posible, no escucharlo.
No escucharlo aún cuando no podría asegurar que en ese preciso instante no esté diciendo lo correcto, como el reloj detenido que da la hora correcta dos veces al día.

Es así que vemos a la presidenta haciendo chistes, tomando decisiones de gestión cotidiana, hablándonos de largo plazo, viajando al G20, mientras escuchamos y leemos a nuestros GPS, los diarios y los tipos mas serios del país (tan serios como si fueran de otro país), que nos advierten de meteoritos, de barcos que nos embisten, de dólares, de atrasos cambiarios que nos asfixiarán, de devaluaciones que nos asfixiarán, de salarios que crecerán hasta asfixiarnos, de salarios que no alcanzan, de recesiones, de inflaciones espiraladas, de invasiones, embajadas enojadas, embajadas que nos ignoran, escasez de salmón para hacernos un sushi, censistas peligrosos, bicentenarios peligrosos, de las embarazas por una AUH, de nuestra caída del mundo, del mundo que se cae sin nosotros, de nuestra caida junto al mundo, de Obama que nos ignora pero está muy enojado, de la SUBE que nos espía, del subte que no es del espía, de la corrida de Octubre que no la para ni Magoya, de la corrida de Octubre que la paró ella porque era un chiste de corrida, de las reservas que ya no están, del mercado blue que aunque chico e insignificante importa y mucho, de todo que se va a la mierda sin necesidad de explicación porque no hay tiempo de explicarlo.

Ante todo esto, la presidenta ha decidido volar manual, sin instrumentos.

Pero el stress de ir en un auto con un GPS psicotico no es solo del conductor. Sin duda es quien mas lo padece, quien asume la mayor responsabilidad al decidir no escuchar mas un instrumento tan importante como el GPS, es quien asumirá la condena de la historia si llega a perderse porque todos le dirán “Pero, ya lo avisaba el GPS! Y en su arrogancia no lo escuchó”.
Es también muy estresante ir de pasajero y esa parte nos toca a nosotros.
Uno va escuchando como una voz impersonal, profesional, segura, sin pasión, con acento de país serio, de esas que no pueden estar diciendo boludeces, nos urge girar para no estrellarnos, nos avisa de la cercana embestida de una estampida de bisontes, nos advierte de un meteorito que viene en nuestra dirección, y nosotros vemos al conductor que sigue tarareando la melodía que pasan por la radio, que no gira, que no se prepara para ninguna embestida, que sigue su camino tranquila hacia el punto que definimos como nuestro destino.

No importan los kilómetros que hayamos hecho, ni los años que esto dure y funcione, siempre nos produce preocupación y hace el viaje menos placentero.

A menos que estemos a la altura del conductor y dejemos de escuchar a los GPS, nos relajemos y gocemos del paisaje y de como nos acercamos a gran velocidad a ese lugar donde ya no soñabamos llegar.

Estaremos a esa altura?
Estaremos a su altura?

(*) Video casero realizado por Maximo del momento en que la presidenta, en pleno combate, recibe el mensaje de Él, traducido al ingles por el locutor Ben Obi Wan Kenobi: “Luke (Cristina en ingles) usa La Fuerza”. En una clara alusión a que no siga a los pusilánimes.

(**) GPS: acrónimo por Grandes Pelotudos de Siempre (del inglés).